Les acercamos
este texto con el objetivo de abordar las efemérides escolares desde una mirada de
género. Mirar el pasado nacional desde una nueva agenda de derechos es un
desafío actual y necesario, una oportunidad para reflexionar sobre el lugar de
las mujeres, las disidencias sexuales, los mandatos de la masculinidad y la
noción misma de patria.
Cada 9 de julio se celebra el Día de la
Independencia, conmemorando la declaración de 1816 del Congreso General
Constituyente reunido en Tucumán. Al calor del proceso independentista que se
abre a partir de este acontecimiento, Juana Manuela Gorriti toma la palabra y
desarrolla una escritura autónoma. Publica su propia obra, desarrolla proyectos
editoriales junto a otras mujeres y es reconocida por su labor. Interviene en
los debates de su época reclamando una voz propia en tanto escritora mujer y
sudamericana.
9 de julio Día de la Independencia.
Las efemérides son parte de la vida escolar, una práctica que
en sus orígenes estuvo destinada, principalmente, a construir pertenencia
nacional. El calendario de las fechas patrias fue un dispositivo para que
personas de las más variadas procedencias se sintieran parte de ese “nosotros”,
de ese “nosotras” llamado Argentina. Desde la recuperación de la democracia en
1983 hasta la actualidad, las efemérides han sido objeto de críticas de todo
tipo. Se dijo que conformaron un imaginario nacional autoritario, que
cristalizaron sentidos sobre el pasado, que desalentaron el ejercicio de una
ciudadanía crítica. Y hoy agregamos que, además, construyeron una narración sin
lugar para las mujeres. Sin embargo, si siguen siendo parte de la vida escolar
es porque contribuyen a enhebrar nuestra pertenencia a la nación y continúan
teniendo un rol decisivo en la construcción de la vida en común. La pregunta
por el “género de la patria” convoca a reflexionar sobre el lugar de las
mujeres y habilita otras preguntas, por ejemplo, sobre el papel histórico de
otros colectivos silenciados o sobre la relación entre ciertos mandatos de la
masculinidad, como la virilidad y el coraje, y la noción misma de patria. A
través de fotos y obras plásticas se invita a mirar a las mujeres de nuestra
historia, sabiendo que aquello que se ve y aquello que no se ve nunca es
arbitrario, sino el resultado de una producción de la cultura. La tarea docente
implica tomar decisiones sobre qué mostrar y cómo hacerlo. Se trata de enseñar
a mirar, a preguntar, a detener la mirada en las imágenes porque toda pedagogía
de la imagen es una apuesta a construir una mirada del mundo, que en este caso
busca ser más igualitaria y más justa para quienes fueron invisibilizadas
durante años.
¿Qué pasó el 9 de julio de 1816?
En mayo de 1810 los revolucionarios habían manifestado la
voluntad de organizar un gobierno propio, pero esto todavía no significaba la
ruptura plena con la Corona Española. De hecho, tras la captura de Fernando
VII, en manos de las tropas napoleónicas, se crearon tanto en España como en el
territorio americano distintas juntas que ejercían el autogobierno pero que al
mismo tiempo reafirmaban su lealtad al rey cautivo. En la historia argentina,
1816 es un año decisivo ya que se produce el pasaje del autogobierno a la
Independencia. Su relevancia tiene relación con el delicado y complejo contexto
político local e internacional en que tuvo lugar la Declaración de la
Independencia. En efecto, la derrota de Napoleón en Europa implicó el avance de
las monarquías absolutistas y el inicio de un clima hostil para las ideas republicanas.
Asimismo, este hecho posibilitó la recuperación del trono de Fernando VII, que
inició una ofensiva militar en América para a volver a tomar el control en los
territorios que estaban en manos de los revolucionarios. Así, hacia 1816 el
ejército realista avanzaba por toda la región derrotando a una parte de los
movimientos independentistas americanos, mientras se hacía fuerte en Lima. En
el plano local, la situación no era menos compleja. A partir de la Revolución
de mayo de 1810 los gobiernos provisorios que se sucedieron en las Provincias
Unidas, con sede en la ciudad de Buenos Aires, eran centralistas y unitarios,
lo que fue provocando fuertes tensiones con el resto de los pueblos, ciudades y
provincias emergentes. Frente a este escenario surge la llamada “Liga de los
pueblos libres”, una confederación de provincias aliadas que ofrecía una opción
con amplias bases populares para dirimir la cuestión de la independencia. Esta
liga fue liderada por José Gervasio Artigas, gobernador de la Provincia Oriental,
y estaba conformada por las provincias de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos,
Santa Fe y los pueblos que componen la actual provincia de Misiones. En medio
de esa situación se reunió, entonces, en San Miguel de Tucumán el Congreso
General Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica. Las sesiones se
iniciaron el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados (cada
provincia eligió un representante cada 15.000 habitantes) provenientes de un
territorio diferente a lo que hoy es Argentina. Por ejemplo: Charcas, hoy parte
de Bolivia, envió un representante. En cambio, Entre Ríos, Corrientes y Santa
Fe no participaron del Congreso porque estaban enfrentadas con Buenos Aires y
en ese entonces integraban la Liga de los Pueblos Libres junto con la Banda
Oriental. El objetivo del Congreso era declarar la Independencia y decidir una
nueva forma de gobierno. Si bien fracasó en este último punto, la Independencia
fue proclamada, lo que implicaba enfrentarse a problemas políticos bien
complejos: qué significaba ser “independiente” en este contexto y ante quién o
quiénes debía declararse la Independencia.
¿Quién fue Juana Manuela Gorriti?
¿Qué significaba la Independencia para las mujeres si, en las
condiciones de esa nueva sociedad que surgía en las primeras décadas del siglo
XIX, quienes eran libres, a la vez, dependían de sus padres y esposos? La
historia de Juana Manuela Gorriti ofrece una respuesta novedosa a algunas de
las preguntas que abrió el proceso independentista. Nació en Rosario de la
Frontera, provincia de Salta. No hay acuerdo sobre la fecha precisa del
nacimiento: algunos historiadores la sitúan el 15 de junio de 1816, otros el
mismo día pero del año 1818. Formó parte de una familia que fue protagonista en
las luchas por la Independencia: era hija de José Ignacio Gorriti,
representante por Salta en el Congreso de Tucumán (1816) y luego gobernador de
esta provincia. También lo fue su tío, Juan Ignacio Gorriti, que a la vez había
representado a Salta en la Junta Grande en 1811. Su familia mantuvo, además,
estrechos vínculos políticos con Martín de Güemes. Juana Manuela Gorriti generó
diversas iniciativas que habilitaron nuevos espacios para las mujeres. En Lima
y en Buenos Aires organizó tertulias en las que invitaba a las mujeres a
ilustrarse y a escribir. Aceptaba e incluso fomentaba que las mujeres
asistieran a las tertulias con sus hijos e hijas. Se encargó de promover un
público lector femenino y editó revistas junto a otras mujeres. Escribió
relatos sobre mujeres destacadas en la historia argentina y sudamericana, como
el caso de Camila O’Gorman y el de Juana Azurduy. En sus textos literarios las
mujeres ganan protagonismo, y no sólo las que formaban parte de las familias
patricias sino también de los pueblos originarios. Muchos de sus relatos
cuentan la historia de mujeres asesinadas por varones mostrando, de este modo,
una dimensión social de la violencia no siempre atendida en las
reconstrucciones de la época. Su familia era de extracción unitaria; sin
embargo, las mujeres federales ocupan el centro de la escena en varios de sus
cuentos sin por ello ser demonizadas, como por ejemplo en “La hija del
mazorquero”. Una de sus mayores audacias, como sostiene la escritora y
ensayista Cristina Iglesias, ha sido la de escribir sobre aquello que estaba
autorizado solo a los varones: los conflictos políticos, el drama de la
historia argentina. En 1848 escribió “La quena”, una pieza clave del
romanticismo argentino. La escritora y crítica literaria Mariana Enríquez ha
puesto énfasis en los procesos de retraducción de la literatura gótica que
aparecen en la obra de Juana Manuela Gorriti, llena de fantasmas, en general
femeninos, que acechan a los vivos. En cualquier caso, su obra se conectaba así
con el problema de la autonomía cultural, cuestión abierta por el proceso
independentista: cómo decir y pensar, con los propios medios expresivos,
aquellos problemas que atañen a la condición humana. En sus últimos años viajó
a Buenos Aires, en el momento en que se consolida el Estado Nacional, de manera
que el principio y final de su vida coinciden con el inicio y el cierre del
proceso independentista. La biografía de Juana Manuela Gorriti permite
comprender que la Independencia, además de declararse, tuvo que ser conquistada
y reafirmada día a día. En este sentido, Gorriti abrió caminos no sólo para las
mujeres de su tiempo, sino también para las venideras. La autonomía política
plena que se declaró en 1816 no fue el punto de llegada, sino el punto de
partida de un problema de más larga duración: el de la autonomía cultural de
las nuevas repúblicas. Reconstruir la historia de Juana Manuela Gorriti supone,
entonces, volver a retomar la discusión sobre los libros y los textos que
tornaron legible nuestra propia historia. Su biografía asume una significación
histórica singular, pues se trata de una escritora mujer y sudamericana que
tiene que hacerse un lugar en la llamada “república de las letras”. Su nombre
forma parte de una “tradición selectiva” que la recupera en tanto escritora que
inició un camino en el mundo de las letras en un contexto político complejo,
que sirvió de espejo a otras autoras para intervenir en un tiempo presente no
menos complejo, como en el caso de la novela “Juana Manuela mucha mujer” de
Martha Mercader, publicada en 1980. Teniendo en cuenta que las letras eran un
espacio “colonizado” por los varones, su historia nos permite pensar los
efectos de la Declaración de la Independencia a través de uno de los actos más
radicales que habilitó este acontecimiento: que una mujer sudamericana pueda
escribir la Patria.
Les invitamos a acompañar en familia a los
niños, las niñas y los y las jóvenes para conversar en familia sobre esta fecha
tan importante de nuestra historia como nación, como es el 9 de julio de 1810,
siendo una oportunidad para establecer un diálogo entre generaciones y
reflexionar sobre la vida en común, las nociones de Patria, Identidad e
Independencia. Conociendo y reflexionando sobre la historia desde una nueva
agenda de derechos como una oportunidad para profundizar el nexo entre efemérides
y democracia.
Para quienes quieran ampliar la lectura
compartimos el link de acceso: https://www.educ.ar/recursos/150888/el-genero-de-la-patria#gsc.tab=0